No quiero dejar entrar en mi lecho a esos hombres modernos.
No quiero ser una mujer moderna.
Esos hombres que me esperan perfectamente civilizada.
siempre suave siempre libre
perfecta de esa perfección moderna y decorativa.
Vuelvo al bosque.
Soy la bruja.
Soy la bruja calcinada a los pies de la cama.
Mi corazón está roto
No como se rompen los corazones de las princesas
de Disney: sangra.
Mi corazón se humedece: gotea.
Humea.
Estoy hambrienta.
Como mi propio corazón herido.
Soy mía.
Diosa.
Diosa sucia.
Yo soy una Diosa que suplica por amor.
Aún en la ciudad
me enredo entre mis ramas
ando llena de abrojos.
Buenos Aires Mayo 2013
jueves, 26 de septiembre de 2013
domingo, 29 de abril de 2012
poema para smoke de mats ek niklas ek y sylvie guillem
eras una
tela violeta, una trenza roja
tu cuerpo
continuaba en las paredes en el piso áspero
eras un par
de empeines demasiado arqueados,
tus
movimientos íntimos, humanos
eras tu flequillo
rubio
una escoba
un traje
con chaleco espantapájaro que baila, un hombre
un hombre
tu lengua
un
estremecido
eras humo
fue la
guerra o la locura o el pelearnos demasiado?
no estás.
estás. te esfumás
humo
siempre
vuelvo a tu vestido violeta a tu trenza
roja
te apretás la cara, te bailás toda
sos una
rana cuando él te lleva
ustedes dos
somos nosotros
siento tu
piel áspera, tus grietas, el piso, tu flequillo rubio
la lengua
en la pared, la escalera, ese hueco.
gritan
igual que todos, cuando nos estamos matando, en todos los idiomas.
solo el
sistema muscular, el cuerpo de posguerra.
cuál es la
guerra? la alemana? la nuestra en los días turbios?
lo extrañás, lo inventás
estoy
caricatura
esa
tela violeta es humo de cigarro.
no para, no
se puede, se esfuma, vuelve.
volvía a mirar
smoke
los hacía míos...
ya sé como pestañás, ya sé para que lado va a
volar tu trenza, ya sé cómo te sigue la tela, como seguís a tu vestido, ya sé cuando
bajás las escalera, lamés la pared, cuando te apretás la cara, cuando sos rana.
y los besos, y los gritos, smoke.
la noche anterior era el
terror absurdo de empezar las clases. descompuesta de imposibilidad y espanto,
dormí poco, muy tarde en la noche. me
distraje con el reciclado. al despertar, desayuno rápido y el subte, y el tren.
el calor era también opresivo, yo misma ese calor, esa atmosfera bajo tierra. Corrí
el tren. Subí agitada... rendida. me senté. Primero pensé que el vidrio tenía
una mancha horizontal en aerosol purpura. todos miramos enrarecidos. era una
tormenta oscura y silenciosa en el horizonte, que avanzaba sigilosa, y pájaros
blancos y muy lejanos la picoteaban sin respeto. todo el vagón entumecido, era
el fin, melancolía, y esas, las ultimas caras que íbamos a ver, todo el vagón
se hermanó en miradas suaves y serias, más humanas que nunca. nadie fue
chistoso, ni grosero, ni abrupto, todos estábamos iguales, con un terror
contenido y resignado. el cielo se largó a llorar. era un llanto total que envolvía
el tren, era el llanto que todos contuvimos, desde siempre. y el tren envuelto
en agua, todo corría, yo luego también bajo la lluvia, empapada toda la mañana.
pero no fue el fin, y eso tambien pasó.
sábado, 15 de noviembre de 2008
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