domingo, 29 de abril de 2012

poema para smoke de mats ek niklas ek y sylvie guillem

eras una tela violeta, una trenza roja
tu cuerpo continuaba en las paredes en el piso áspero
eras un par de empeines demasiado arqueados,
tus movimientos íntimos, humanos

eras tu flequillo rubio
una escoba
un traje con chaleco espantapájaro que baila, un hombre
un hombre
tu lengua
un estremecido
eras humo

fue la guerra o la locura o el pelearnos demasiado?
 no estás.
 estás. te esfumás
 humo

siempre vuelvo a tu vestido violeta  a tu trenza roja
 te apretás la cara, te bailás toda
sos una rana cuando él te lleva

ustedes dos somos nosotros

siento tu piel áspera, tus grietas, el piso, tu flequillo rubio
la lengua en la pared, la escalera, ese hueco.

gritan igual que todos, cuando nos estamos matando, en todos los idiomas.
solo el sistema muscular, el cuerpo de posguerra.

cuál es la guerra? la alemana? la nuestra en los días turbios?

 lo extrañás, lo inventás
estoy caricatura
esa tela  violeta es  humo de cigarro.
no para, no se puede, se esfuma, vuelve.




volvía a mirar smoke
 los hacía míos...
 ya sé como pestañás, ya sé para que lado va a volar tu trenza, ya sé cómo te sigue la tela, como seguís a tu vestido, ya sé cuando bajás las escalera, lamés la pared, cuando te apretás la cara, cuando sos rana. y los besos, y los gritos, smoke.  



la noche anterior era el terror absurdo de empezar las clases. descompuesta de imposibilidad y espanto, dormí  poco, muy tarde en la noche. me distraje con el reciclado. al despertar, desayuno rápido y el subte, y el tren. el calor era también opresivo, yo misma ese calor, esa atmosfera bajo tierra. Corrí el tren. Subí agitada... rendida. me senté. Primero pensé que el vidrio tenía una mancha horizontal en aerosol purpura. todos miramos enrarecidos. era una tormenta oscura y silenciosa en el horizonte, que avanzaba sigilosa, y pájaros blancos y muy lejanos la picoteaban sin respeto. todo el vagón entumecido, era el fin, melancolía, y esas, las ultimas caras que íbamos a ver, todo el vagón se hermanó en miradas suaves y serias, más humanas que nunca. nadie fue chistoso, ni grosero, ni abrupto, todos estábamos iguales, con un terror contenido y resignado. el cielo se largó a llorar. era un llanto total que envolvía el tren, era el llanto que todos contuvimos, desde siempre. y el tren envuelto en agua, todo corría, yo luego también bajo la lluvia, empapada toda la mañana. pero no fue el fin, y eso tambien pasó.